En un mundo que tiende a desechar a los desprotegidos, la Casa Hogar de los Pequeños busca ofrecer un techo donde niños y adolescentes de entre los 6 y 17 años, puedan vivir y crecer decorosamente. Fomentando en ellos el deseo de desarrollarse como seres humanos, a través de una educación integral. Apoyando sus estudios, brindando capacitación técnica, cultural, formación espiritual y sano esparcimiento.

Actualmente viven en la Casa Hogar 45 niños y adolescentes, aunque todos tienen tutores, no necesariamente son sus padres biológicos. En general, sus familias se encuentran en situaciones complicadas, social, emocional y económicamente hablando. Todos de escasos recursos. Cursan Educación Primaria en la Escuela La Salle de Saltillo A.C., que es gratuita y es  sostenida por el Distrito de México Norte.  La secundaria la cursan en escuelas públicas del área y, la preparatoria, en escuelas públicas o privadas en las cuales se les puede conseguir beca, según sus aspiraciones, habilidades personales, situación académica y apoyo familiar.

Por la mañana, los muchachos asisten a clases, por las tardes tienen un horario de actividades que se distribuye entre limpieza de la casa, estudio, talleres, deportes, clubes, catequesis, esparcimiento y aseo personal. Ocasionalmente paseos o festejos por cumpleaños o fiestas.

La capacitación al trabajo se inicia desde los 12 años en los talleres de carpintería y soldadura, de tal manera que, al terminar su formación en esta casa, cuenten con habilidades para desempeñar satisfactoriamente un trabajo productivo.

Esta comunidad está integrada por Hermanos Lasallistas, Hermanas Guadalupanas De La Salle y un grupo de “Voluntarios permanentes”, que viven las 24 horas del día en la Casa Hogar. Estos últimos son lasallistas seglares, de varios estados de la República, que prestan su servicio gratuito por un tiempo determinado según sea el acuerdo con ellos o ellas. Esto depende de su actividad profesional y compromisos personales, así como de las variables externas, cosa que ha quedado demostrado en los últimos años.

La tarea de los voluntarios es integrarse en comunidad con los religiosos y religiosas, y acompañar a los niños y jóvenes en su formación integral, convirtiéndose en sus “ángeles custodios”. A cada uno se les asigna un grupo de niños en alguna sección, y están pendientes de ellos desde que se levantan hasta que se van a dormir. Los acompañan en sus tiempos de estudio para apoyarlos en sus tareas escolares, en los momentos de trabajo comunitario o en las diversas actividades culturales o deportivas, así como en los momentos de esparcimiento o comidas.

Los voluntarios participan de la vida comunitaria junto con los Hermanos y Hermanas. Comparten diversas actividades como el trabajo, momentos de oración, misa, retiros, paseos y festejos, viviendo así el ideal del Sr. De la Salle, de vivir juntos y por asociación al servicio de la misión educativa en un medio propicio para ello.