¡Pura Vida!

Entre los días 13 y 19 de enero del 2018, 100 personas entre alumnos, Hermanos y maestros de distintos colegios del Distrito México Norte vivimos una experiencia de misión, las comunidades Bribri y Cabécar, Costa Rica, la cual podemos resumir con la frase típica de los Ticos: “¡Pura Vida! Se trató de una experiencia de misión en la que se pudo descubrir la presencia de Dios, que fortaleció la fraternidad cristiana y lasallista, y que llenó de gracia los días vividos desde el servicio y la comunidad.

Desde la recepción en el aeropuerto, por Hermanos y alumnos del Colegio La Salle de San José, el ambiente se tornó festivo y se pudo percibir la alegría de encontrarse con miembros de la misma familia. La preparación de la misión resultó entusiasta, pues, aunque el anuncio de las comunidades y la situación en las que se encontraban resultaba retador, los jóvenes se empeñaron en plantear, desde su creatividad, formas de llevar el Evangelio y de transmitir el Amor de Dios, con su presencia en las comunidades. El envío que se realizó en el Colegio, a través de una verdadera celebración eucarística y de la adoración al Santísimo reafirmó la fe de todos los presentes y nos llenó de los dones del Espíritu Santo.

El traslado a Suretka, poblado hasta el que podía llegar los autobuses, fue alegre y ayudó a reforzar los lazos fraternos entre quienes íbamos en los autobuses. Al llegar al lugar señalado, comenzó la distribución de fraternidades con personas de las comunidades, la mayoría hablan español, aunque una que otra requirió de traductores. El traslado a las comunidades fue diferente para cada fraternidad, algunos en bus de ruta, otros cruzaron en lancha el río Telire y otros tuvieron que caminar un buen tramo para llegar a donde serían hospedados. El paisaje de selva enmarcó las actividades misioneras que consistieron en visiteo, celebración de la Palabra y diferentes actividades, según cada comunidad. Al regreso, nos pudimos encontrar todos llenos de Dios, que se había manifestado de una manera nueva y creativa, como sólo Él sabe, para hablarnos al corazón y motivarnos a seguir mirando más allá de nuestra realidad, descubrirlo en quienes no son reconocidos, en quienes sufren, y ser hermanos con ellos, caminando juntos hacia Él, que es la Vida.

Miguel Prieto, fsc


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